Tradicionalmente, este sepulcro fue identificado con el del rey Afonso VIII (IX), aunque cuestiones estilísticas parecen llevar la pieza a un momento anterior que encajaría cronológicamente con los últimos años del proyecto mateano, tras la muerte de Fernando II. Aunque realmente le correspondía, como Rei de Galicia y León, ser Afonso VIII, la historiografía tradicional le asignó el IX para diferenciarlo de su primo, rey de Castilla en aquella época. Afonso VIII (IX) fue un monarca fundamental para Galicia, fundó varias ciudades, entre las eres A Coruña y apoyó decididamente la sede compostelana y las peregrinaciones a Santiago. Bajo su reinado, tuvo lugar, el 21 de abril de 1211, la solemne ceremonia de consagración de la catedral a la que asistió con su primogénito Fernando Afonso y con los principales personajes de su corte. Falleció en Sarria en septiembre de 1230, en el curso de una peregrinación a Compostela que culminó muerto para ser enterrado en el Panteón Real que se conformó institucionalmente durante su reinado.
Posible confusión en la atribución de los sepulcros de Fernando II y Afonso VIII (IX)
Originalmente, el Panteón Real se situaba en el extremo norte del crucero de la catedral, donde ahora se encuentra la capilla de Santa Catalina. En 1535, se trasladó a su localización actual y en el desplazamiento pudo producirse cierta confusión en las identidades de los sepulcros.
En concreto, por cuestiones formales y estilísticas, es posible que las identidades de los enterramientos de los reyes Fernando II y Afonso VIII (IX) estén intercambiadas de forma que, el atribuido al primero sería en realidad el segundo y viceversa.
Descripción
Fernando II fue un rey fundamental para la catedral compostelana, impulsando el fin de las obras, con la generosa pensión vitalicia concedida al Maestro Mateo en 1168. En 1180, dejó escrita su elección de la catedral compostelana como lugar de enterramiento y, a su muerte, en 1188, poco antes de la colocación de los dinteles del Pórtico de la Gloria, su hijo Alfonso IX puso todo su empeño en cumplir su voluntad, lo que logró al poco tiempo. Con eso, se configuraba oficiosamente el Panteón Real compostelano, del que ya formaban parte la madre de Fernando II, Berenguela y su abuelo, Raimundo de Borgoña. Tras lo traslado del Panteón a su actual localización, en 1535, se produjo cierta confusión en la identificación de los sepulcros. Los estudios estilísticos de los yacentes llevan a la conclusión de que se produjo un intercambio de identidades y que el tradicionalmente identificado con Alfonso IX corresponde en realidad con Fernando II y viceversa; datándose esta pieza tras la consagración de la catedral en 1211.
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