Descripción

Se trata de un pequeño cobre firmado por Juan Patricio Morlete Ruiz, discípulo aventajado de Miguel Cabrera. Junto a este y a José de Ibarra, fue uno de los principales referentes de la plástica virreinal del siglo XVIII, destacando especialmente en la pintura de castas.

En el reverso del marco de plata mexicana que alberga la pieza se alude a la calidad del mismo y a un canónigo Losada que, recientemente, se ha demostrado que se trataba de José Manuel Losada y Quiroga, quien ocupó diversos cargos en el Cabildo, entre ellos, el del Voto de Granada, lo que quizás pueda estar relacionado con la llegada de esta pieza, realizada en México, hacia 1770, sobre una lámina de cobre que tocó la reliquia del Santuario de Guadalupe, por el citado Juan Patricio Morlete, cuya firma figura en uno de los ángulos inferiores del cuadro.

La pieza, de gran calidad pictórica, sigue el modelo iconográfico frecuente en el desarrollo del culto a la Virgen de Guadalupe, sobre todo desde su declaración como patrona de México, a comienzos del siglo XVIII. La imagen de la Virgen aparecida, ocupando el centro de la escena, se completa con la introducción de la paloma del Espíritu Santo sobre su cabeza y con una serie de ángeles y orlas decorativas que anticipan la estética rococó. Dichas orlas enmarcan medallones en los que se representan las apariciones guadalupeñas al indio Juan Diego entre el 9 y el 12 de 1531, identificadas mediante sus respectivas cartelas: la primera aparición en el cerro de Tepeyac, la segunda en el camino a su casa en Tlatilolco; el milagro de las rosas recogidas en invierno; y el momento en que fray Juan de Zumárraga, obispo de México, descubre la imagen de la Virgen impresa en la tilma que acogía las rosas. A los pies de María figura la inscripción “Non fecit taliter omni nationi” (“No hizo lo mismo con ninguna otra nación”).