Descripción

Este ciclo pictórico jacobeo, calificado como “el broche pictórico del barroco compostelano”, se encuentra en los antiguos Palacios Capitulares, hoy parte del Museo Catedral, decorando la bóveda diseñada por Lucas Ferro Caaveiro hacia 1755, cuando se acomete la renovación de este espacio tras el incendio de 1751. Su autoría se ha atribuido a Manuel Arias Varela tras constatarse un pago de 5000 reales en el libro de cuentas de 1780 por su trabajo en la antesala capitular.

Se trata de una bóveda esquifada plana que se yergue sobre una cornisa que sostiene catorce arcos de medio punto, interrumpidos por cuatro plementos triangulares en los ángulos de la bóveda, para la que Arias Varela diseña un complejo programa iconográfico dedicado a la Vida de Santiago, probablemente siguiendo las directrices del Cabildo y buscando exaltar la figura del Apóstol como titular de la Iglesia compostelana y protector de la monarquía hispánica, en consonancia con el mensaje del tabernáculo barroco de la capilla mayor.

Para organizar la narrativa, el autor se valió de la clara compartimentación de la estructura arquitectónica. En los plementos angulares se representan los cuatro Padres de la Iglesia identificados como santos escritores, en alusión a la función de biblioteca del espacio. En los remates de los lunetos laterales se desarrollan catorce escenas de la vida y milagros de Santiago y, dejando a un lado la serenidad de estas composiciones, la narración culmina en el cielo raso de la bóveda, donde se disponen tres escenas que conservan un lenguaje barroco que empezaba a ceder ante el neoclásico: a un lado, el Martirio de Santiago, ataviado de peregrino con Jerusalén de fondo; al otro lado su aparición en la Batalla de Clavijo, cabalgando ante las tropas musulmanas con espada, estandarte, sombrero de ala ancha y esclavina; y en el tondo central su Coronación, de gran carga simbólica. En esta escena se representa a un ángel coronando al Apóstol peregrino, que aparece en oración ante la Virgen María que le espera en Gloria, presidida por la Trinidad. Para completar el programa iconográfico, Arias Varela decoró los arcos de cierre con motivos vegetales y florales, así como con motivos jacobeos ―conchas, cruces y bordones―, en tonos grisáceos.

A nivel técnico, el autor recurre a la sanguina, utilizando una paleta restringida a sepia y azul. Este último será el color que emplee para resaltar los elementos más importantes, como los plementos angulares y el tondo central de la bóveda.