Descripción

Obra realizada por el pintor Francisco Couselo del Villar, del que constan escasos datos, aunque su trabajo puede rastrearse por la geografía gallega, poniendo especial atención en las pinturas realizadas en el Santuario de Nuestra Señora de las Ermitas (O Bolo).

En la colección catedralicia se conserva esta tela encargada en 1737 por los marqueses de Santa Cruz de Rivadulla, patronos de la capilla de Mondragón. Su intención era introducir en la catedral el culto a esta advocación mariana, en aquel momento en expansión por toda Galicia.

Sigue la iconografía habitual de la Virgen del Socorro, según lo narrado en las Cantigas de Alfonso X, que interviene milagrosamente como defensora de la fe frente al mal.

Para su factura, el autor se limitó a copiar la obra realizada por Claudio Coello, para el monasterio de San Martín Pinario, en el año 1681. Pese a tener una gran capacidad pictórica, el autor no ha conseguido plasmar la gama cromática ni la elegancia del original. En este caso, se vale de un punto de vista más bajo que le fuerza a alargar las figuras y tensar los movimientos. Se yergue sobre una peana barroca en la que se lee “Spes nostra, Salve” (Esperanza nuestra, Salve), frase tomada de la antífona mariana Salve Regina.