En 1786 se realiza este retablo siguiendo las trazas del de Santa Catalina según se especifica en el Libro de Consejos. Se mantiene el gusto por los planos curvilíneos pero los entrepaños añadidos del retablo mayor ya no se utilizan aquí. La decoración, hoy perdida, estaba compuesta de rocalla típica de la época de Gambino. La policromía de tonos dorados y verdes, dota al conjunto
de un aspecto marmóreo.
En cuanto a la imagen de San Bernardo, que ocupa la calle central del primer cuerpo del retablo, es claramente vinculable al taller de José Ferreiro.