


Encontramos en este ámbito tres elementos diferenciables: trabajos de platería, documentos y la talla de san Eloy, patrono de los plateros.
De entre las obras de platería destacamos, en primer lugar, los 4 candeleros en estilo neoclásico, de Francisco Pecul, provenientes del pazo do Tumbiadoiro. Francisco Pecul es uno de los más exquisitos y sutiles orfebres compostelanos. Es el primer platero español en ser admitido en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y premiado como grabador “en fondo”. Su traslado a Madrid y a Jaén, los encargos de broncista para sillerías y decoración palaciega y de iglesias, así como su carácter multidisciplinar ―intervino en el tabernáculo de la catedral de Jaén elaborando bronces y taracea de mármol―, impidieron que saliera de sus manos un número más extenso de obras de platería, razón por la que su presencia en museos es muy escasa.
Representan, por tanto, estos 4 candeleros de estilo neoclásico su único trabajo civil en plata conocido hasta la fecha. Dos de las obras religiosas que dan la medida de su calidad se conservan en la catedral compostelana: las imágenes de santa Teresa y la Inmaculada. Se conservan también unas ánforas de altar en la catedral de Lugo y se tiene referencia escrita de un oratorio para el “Sr Bringas”. Francisco Pecul es el introductor en Galicia del estilo neoclásico en la platería.
Conviene prestar atención a la brazalera santiaguista, con sus distintos relicarios y ahuyentadores, elemento de decoración personal y transmisión familiar de singular rareza.
A la izquierda se encuentra el libro de referencia para arquitectos y plateros del orfebre Antonio de Arfe, en su edición de 1675, titulado De varia Commesuracion. En él se establecen las reglas y proporciones de distintos órdenes, tanto arquitectónicos como de la naturaleza. Se trata de una obra fundamental para creadores en las diferentes expresiones artísticas y, desde luego, para orfebres como libro de taller. Esta edición está dedicada al orfebre de Ribadavia (Ourense) Domingo Rodríguez de Araújo.
La talla del siglo XV representa a san Eloy, patrono de los plateros, en su faceta de herrero. Se trata de una obra renacentista, en madera de roble, de noble factura, que nos muestra la temprana advocación de este santo al gremio de obradores del metal.
En cuanto a los elementos documentales destacamos la primera edición castellana, de 1640, del libro que refiere la vida y muerte de san Eloy, un relato hagiográfico escrito por san Audeno y traducido al español por Francisco Balderrabano.
En la parte superior se puede ver el título de platero del colegio de Santiago que la Cofradía de san Eloy entregaba para poder ejercer el oficio, tras un “ecsamen”. Este examen fue preceptivo hasta la disposición del 8 de junio de 1813, en la que se declara el ejercicio libre de “cualquiera industria u oficio útil, sin
necesidad de examen, título o incorporación a los gremios respectivos, cuyas ordenanzas se derogan en esta parte”. De esta forma, se suspendió y eliminó la necesidad de superar tal prueba para ejercer la profesión.
Completan el ámbito tres bandejas de tres plateros compostelanos: Morón, Malde y Martínez Costoya, así como un cuadro de ofrendas en filigrana de José Buenaventura Lorenzo Mouteira