
Este ámbito contiene dos tipos de elementos de carácter cristiano: por un lado, el marfil que proviene de Oriente y, por otro, los textiles con origen en el arte copto.
Se entiende por arte copto el desarrollado en Egipto a partir de los siglos III-IV d. C (periodo paleocristiano), con una clara influencia mixta grecorromana, aunque también del arte sirio y de Oriente Próximo. En el 332 a. C., Alejandro Magno conquista el país del Nilo e inicia un proceso de sustitución de lo egipcio por lo griego.
Tras la ocupación romana del territorio, una nueva influencia se entremezcla en el arte. Así pues, el arte copto es de los egipcios que adoptan el cristianismo en esa sociedad grecorromanizada.
Las primeras expresiones artísticas en materiales textiles son de sutil carácter griego; se utiliza el color negro, el blanco y, circunstancialmente, el amarillo en sus elaboraciones, para pasar más adelante a incluir un ámbito cromático más amplio. Los elementos decorativos están formados por esquemas geométricos, acompañados por figuras humanas y de animales, tanto del entorno como simbólicos. Estos tejidos se han hallado en enterramientos, pues formaban parte del vestuario mortuorio.
Los tres fragmentos que aquí se exponen pertenecen a los siglos IV-VI de nuestra era y formaban parte de la decoración de túnicas y dalmáticas. Esta decoración conocida como clavi se caracteriza por su distribución en bandas en las prendas, elaboradas con lana, lino y ocasionalmente seda.
La navegación española y portuguesa en el siglo XVI amplía las fronteras de Europa desde muchos puntos de vista, y el artístico es uno de ellos. Una consecuencia será la reincorporación de un material que había tenido especial relevancia en las manifestaciones del arte del pasado, desde tiempos remotos, y por el que en ese momento se había perdido interés: el marfil. Son las posesiones asiáticas de España y Portugal las que lo devuelven a la historia del arte. A España llega desde Filipinas y a Portugal, desde la India y África.
Los habitantes de origen chino en Filipinas, conocidos como sangleyes, que poseían la cultura y habilidad del trabajo en este material, serán los que elaboren las piezas, eminentemente religiosas. Es por ello que las primeras producciones tienen un marcado carácter oriental en sus rasgos, que irá occidentalizándose con el transcurso del tiempo. Las producciones de este arte, conocido como hispanofilipino, serán transportadas entre Filipinas y la Nueva España por el llamado “Galeón de Manila”. Por su parte, y en paralelo, en Portugal se produce un fenómeno similar; se trata también de esculturas eminentemente religiosas y su arte es conocido como indoportugués.
En este ámbito podemos observar obras de ambos estilos.