Entre el Relicario y la capilla del Tesoro están guardadas y expuestas aquellas piezas de minuciosa orfebrería relativas a la devoción a las reliquias, el culto y las ofrendas al Apóstol con las que la nobleza y monarquía obsequiaban constantemente a la catedral. Las piezas musealizadas son suelo algunos ejemplos de todo lo que en su día formó parte del Tesouro compostelano, hoy perdido por consecuencia de robos, incendios, aprovechamento de materiales… Las piezas conservadas sirven de testigo de toda aquella grandeza.
Por otra parte, el propio Cabildo era muchas veces quien llevaba a cabo los encargos concretos que fueron creando poco a poco una escuela de orfebres consolidada totalmente a partir del Renacimiento. Este Tesoro no cesó de crecer con el paso de los años. Desde finales del s. XIX, impulsado por el redescubrimento de los restos del apóstol Santiago en 1879, y a lo largo de todo el s. XX, se vuelve a vivir una época de esplendor en la escuela de orfebrería con ejemplos muy destacados en los fondos catedralicios.